La Farmacia Secadero está situada en el municipio de Casares (Málaga), en la localidad que da nombre a la farmacia, lindando con la provincia de Cádiz.
Su titular, Álvaro Mayor Olea, tuvo claro que quería ser farmacéutico desde la primera vez que miró a través de un microscopio. Se quedó enganchado al mundo de la ciencia, y en particular de la biología y de la química. Y la licenciatura de Farmacia tiene mucho de ambas.
Álvaro desarrolla su labor como farmacéutico desde 2001, aunque su oficina de farmacia se encuentra abierta desde el año 1998. Actualmente trabajan en ella cinco personas en total: dos farmacéuticos, dos técnicos y un auxiliar.
En 2012 la Farmacia Secadero recibió el Premio Cinfa a la Innovación en la Oficina de Farmacia.
Entre los servicios que ofrecen, podemos encontrar fórmulas magistrales, control de colestero, glucosa y triglicéridos, seguimiento farmacoterapéutico, control de la tensión, asesoramiento dietético, atención farmacéutica, Fitoterapia y Homeopatía.
Álvaro considera que la mayor contribución de los farmacéuticos a la sociedad es la labor pedagógica en materia de medicamentos, higiene y salud. Aunque también la atención y detección de problemas relacionados con los medicamentos, y el manejo y tratamiento de problemas menores de salud.
En la Farmacia Secadero atienden a una media de 70 personas al día, sin existir una época concreta con más tránsito de pacientes por la oficina de farmacia a lo largo de todo el año.
Entre todos los servicios que ofrece la Farmacia Secadero, Álvaro opina que “quizá el más llamativo sea el análisis facial realizado con un analizador electrónico que mide distintos parámetros de la piel como la hidratación, elasticidad, grasa, etc…”. Cuando le preguntamos por los productos más demandados por los pacientes, Álvaro lo tiene claro: “los medicamentos con receta, sin duda”.
En el día a día en la Farmacia Secadero, el equipo de Farmacia Secadero no trata tanto de ofrecer productos, sino solucionar problemas relacionados con la salud o con el uso de medicamentos. Álvaro afirma que “es lo más gratificante de esta profesión”.
En cuanto a la situación actual de la farmacia en España, Álvaro cree que “ha cambiado mucho en los últimos 15 años, con sus cosas buenas y malas. Lo bueno: la farmacia ha evolucionado hacia un modelo más asistencial y de servicios, y la imagen del profesional farmacéutico está mejorando. Lo malo: en España coexisten 17 sistemas sanitarios con distintas coberturas, y esto no es sostenible. Como consecuencia, el sistema recurre a medidas improvisadas que terminan afectando a la salud de los pacientes. Por ejemplo: un paciente de Andalucía no puede elegir la marca de la mayoría de los medicamentos, y uno de otra comunidad autónoma sí que puede”.
La Farmacia Secadero está adaptada al mundo 2.0, pero sigue teniendo el reto de ofrecer más y mejores servicios de la máxima calidad.
Al tratar el tema de la venta on-line de medicamentos sin receta, Álvaro opina que “el progreso es inevitable y puede ser positivo si saben cómo regularlo para que no termine afectando a la salud de los pacientes. Hay que tener en cuenta que en la venta se omite el consejo farmacéutico en la dispensación”.
Sobre la venta on-line en general, Álvaro cree que “es distinto si se trata de medicamentos o parafarmacia. En el caso de los medicamentos, la demanda on-line será más baja de lo esperado. En el caso de la parafarmacia, puede ser una opción para algunos, aunque no lo veo necesario a medio plazo”.
En cuanto al reconocimiento de la labor farmacéutica dentro del sector de la salud, “no cabe duda de que la profesión farmacéutica está evolucionando y esto ya está dando sus frutos, y cada vez es mayor la comunicación y la cooperación entre los distintos profesionales del sector de la salud”.
Álvaro asegura que “en Farmacia Secadero siempre hemos tenido una estrecha relación de cooperación con el resto de profesionales de la salud de la zona, y sentimos que se reconoce nuestra labor por su parte, y por supuesto por parte de los pacientes”.
Para terminar, Álvaro comenta lo siguiente: “lo que más me gusta de mi trabajo es que nunca sabes quién va a entrar por la puerta ni lo que te va a plantear. Compartes alegrías y penas con tantas personas, desde bebés hasta ancianos, que sientes que forman parte de tu vida. No hay dos días iguales y cada día aprendo algo nuevo”.
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